¿Qué beneficio le ha deparado a los trabajadores la victoria ‘nacional y popular’ de Cristina Fernández de Kirchner?
En el Indec se ha producido el despido de los trabajadores que luchan contra la manipulación oficial.
Avanza allí, además, un ‘modelo’ que se está aplicando en otros lugares de trabajo y en especial en el Subte.
Consiste en desaforar delegados y promover suspensiones como antesala de despidos.
También consiste en infiltrar a elementos de las burocracias sindicales en el marco de nuevas contrataciones de personal, con la finalidad de liquidar a las comisiones internas o cuerpos de delegados que pelean por las reivindicaciones del conjunto de los compañeros.
Desde el gobierno se alienta una política de copamiento de las organizaciones populares que se han mantenido independientes de su tutela.
Asegurar la buena marcha de este copamiento es un objetivo estratégico del ‘pacto social’ en el cual se quiere enchalecar a los reclamos de los trabajadores.
Entre la manipulación de los índices de precios y el estrangulamiento de las organizaciones sindicales, el gobierno pretende imponer convenios de trabajo que anclen la inflación a costa del salario.
La otra gran noticia post-electoral es la reafirmación de la intención de revertir a sus antiguos dueños vaciadores a varias empresas que fueron recuperadas por sus trabajadores, o a re-privatizarlas para saldar las cuentas con los acreedores.
En otros casos se busca forzarlas a que se asocien a capitales privados mayoritarios.
Es una amenaza que se ha hecho explícita, por ejemplo, en los casos de Zanón, el Hotel Bauen y el Frigorífico Yaguané.
En otro plano, la Presidenta electa se ha encargado en hacer saber, por ella misma, que no permitirá la despenalización del aborto.
Quizá pretenda con ello evitar que se arruine la fiesta de confirmación de su hija, pero no ignora que el aborto clandestino mutila y mata a decenas de miles de mujeres por año.
¿No sabe, como mujer, que la reivindicación del derecho al aborto fue aprobado por miles de luchadoras en el Encuentro nacional de la Mujer?
Es obvio que el clero también está invitado al ‘pacto social’.
Pero el gobierno no debería ignorar que “la única verdad es la realidad”.
La realidad es que la ropa no baja sino que aumenta, que los combustibles se están disparando y que los precios de los alimentos no paran de subir.
Esto explica que se haya popularizado el reclamo de un Doble Aguinaldo, que fuimos los primeros en proponer desde estas páginas.
Los trabajadores tenemos que defendernos a nosotros mismos, no tenemos ningún escudo que nos proteja del proceso capitalista en curso.
¿O los diarios no nos están diciendo que los principales bancos del mundo están sufriendo quebrantos enormes, que ni siquiera el poderoso imperio norteamericano consigue rescatar?
Esto ya está afectando las condiciones económicas internacionales, y lo hará mucho más en un tiempo muy corto.
No serán los gobiernos capitalistas los que protegerán al pueblo de las contradicciones y crisis del capitalismo.
Los trabajadores de Argentina lo sabemos por experiencia.
En el Indec se ha producido el despido de los trabajadores que luchan contra la manipulación oficial.
Avanza allí, además, un ‘modelo’ que se está aplicando en otros lugares de trabajo y en especial en el Subte.
Consiste en desaforar delegados y promover suspensiones como antesala de despidos.
También consiste en infiltrar a elementos de las burocracias sindicales en el marco de nuevas contrataciones de personal, con la finalidad de liquidar a las comisiones internas o cuerpos de delegados que pelean por las reivindicaciones del conjunto de los compañeros.
Desde el gobierno se alienta una política de copamiento de las organizaciones populares que se han mantenido independientes de su tutela.
Asegurar la buena marcha de este copamiento es un objetivo estratégico del ‘pacto social’ en el cual se quiere enchalecar a los reclamos de los trabajadores.
Entre la manipulación de los índices de precios y el estrangulamiento de las organizaciones sindicales, el gobierno pretende imponer convenios de trabajo que anclen la inflación a costa del salario.
La otra gran noticia post-electoral es la reafirmación de la intención de revertir a sus antiguos dueños vaciadores a varias empresas que fueron recuperadas por sus trabajadores, o a re-privatizarlas para saldar las cuentas con los acreedores.
En otros casos se busca forzarlas a que se asocien a capitales privados mayoritarios.
Es una amenaza que se ha hecho explícita, por ejemplo, en los casos de Zanón, el Hotel Bauen y el Frigorífico Yaguané.
En otro plano, la Presidenta electa se ha encargado en hacer saber, por ella misma, que no permitirá la despenalización del aborto.
Quizá pretenda con ello evitar que se arruine la fiesta de confirmación de su hija, pero no ignora que el aborto clandestino mutila y mata a decenas de miles de mujeres por año.
¿No sabe, como mujer, que la reivindicación del derecho al aborto fue aprobado por miles de luchadoras en el Encuentro nacional de la Mujer?
Es obvio que el clero también está invitado al ‘pacto social’.
Pero el gobierno no debería ignorar que “la única verdad es la realidad”.
La realidad es que la ropa no baja sino que aumenta, que los combustibles se están disparando y que los precios de los alimentos no paran de subir.
Esto explica que se haya popularizado el reclamo de un Doble Aguinaldo, que fuimos los primeros en proponer desde estas páginas.
Los trabajadores tenemos que defendernos a nosotros mismos, no tenemos ningún escudo que nos proteja del proceso capitalista en curso.
¿O los diarios no nos están diciendo que los principales bancos del mundo están sufriendo quebrantos enormes, que ni siquiera el poderoso imperio norteamericano consigue rescatar?
Esto ya está afectando las condiciones económicas internacionales, y lo hará mucho más en un tiempo muy corto.
No serán los gobiernos capitalistas los que protegerán al pueblo de las contradicciones y crisis del capitalismo.
Los trabajadores de Argentina lo sabemos por experiencia.
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